martes, 14 de enero de 2020

El Arte de Vivir 77





El Arte de Vivir 77

La Cigarra y la Hormiga  2
L W 1978
LA SOLIDARIDAD
Cuando la cigarra golpeó la puerta de la casa de las hormigas, su canto estaba pálido y levemente tembloroso. Temía.. Cantando para muchos, no había alcanzado a juntar alimentos antes del duro invierno. Las hormigas vecinas y vecinos, eran personas de ritmo tenaz, de tiempo cristalizado en caracoles impecables. Cómo explicar, cómo o pedir, cómo recibir?
Sorpresa. La puerta respondió cariñosamente, regalándole un contacto digno, grato, verde y bien significativo.
Allí estaba el grupo. La prisa al lado de cada uno, recién sacada y, a la vez, cómoda. En las hormigas, transparente, un diálogo muy esperado.
Quisiéramos compartir contigo, dijo la luz..
Por favor, que tu canto no se enfríe, añadió sonriendo, la ventana.

Junto a ella, un grupo de vecinos, con delantal azul, empezó a recordar una de sus melodías más perfumadas.
-Hola, “yo venía”... se confundió hasta una conocida neblina y, en su bochorno, se tornó amarillo aromo.
- Las hormigas, la puerta, las paredes, la luz, las ventanas, los instrumentos, el techo, el suelo ... se movieron con gracia, interrumpiéndola, sutilmente.
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Luego, una hormiga. gorda -tal vez llamada la manzana- fue transformándose en relato sencillo y muy real sobre como el trabajo de todos llegó a cambiar, al tacto de las canciones, aclarándose hasta germinar en música.
Mientras hablaba, un varón de mirada zahorí, dando un guiño a la Puerta, partía a la casa de la cigarra, llevando sabrosas provisiones a esperar, junto a la chimenea, a los amigos y las canciones, en el largo y húmedo invierno.


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