El Arte de Vivir 67
La mirada a los ojos como
fuente del arte de vivir
A lo mejor he olvidado algo
muy importante. Son recuerdos muy antiguos, Me lo contó la nana de mi infancia, tal vez hace unos
ochenta años. No lo puedo precisar. Ella lo escuchó, juventud adentro,
en su Victoria natal, entonces
de calles de madera.
Peñi decía el amigo del pueblo originario. Se la cambiaban por un
hola, compañero, como estás. Seguía un trueque de palabras fluído, a veces
muy lento, casi seco.
Ella recordaba una conversación y no le ponía
nombre. Se lo quise preguntar, pero ella ya no está. Se convirtió en noche. Está este recuerdo. Deshilachado, vago, muy
importante.
Fíjese niño, mire bien, la vida es azul .
Y a no sé si lo soñé,
O ella lo dijo.
Da igual. Si lo soñé es porque ella lo dijo, a
su manera.
Fíjese niño, la vida es azul, pero
con tanto ruído, tanto edifico, andando tan rápido…no vemos el Azul En Victoria quedan viejos que ven el Azul…
¿Sabe, niño, por qué ven el Azul?
No, yo no sé esas cosas…soy
niño.
Ya las va
a saber…
Se ve el azul cuando uno mira a los ojos, aunque sea a
un malo, aunque se a un loco. Uno lo
mira a los ojos y ,después, va encontrando la vida. Se aclara la vida. Aparecen los caminos.
¿Cómo va encontrando la vida?
Sí la vida de verdad se escapa, se le pierde el sabor. Mirando a los ojos a la personas
…uno va viendo, sintiendo los ojos de
la vida.
¿Habrá sido así la
conversación?
Siento que ella me hablaba del arte de vivir, mirar la vida a los ojos, tratar de estar viendo el centro.
El centro de la vida,
otro, el centro de uno.
Detrás de las nubes, siempre
el azul.
¿El arte de vivir es ser
lo más azul posible para encontrar, para saludar todo el azul que uno puede alcanzar.?
Era alta la tarde, ya estaba
azul y estaba llegando el negro. Me pareció escuchar de nuevo algo muy antiguo
y cercano, era una voz conocida,
querida.
Las calles
de Victoria ya no son de
madera, en muchas ciudades ya no se ve el azul, pero mirando a los
ojos…vuelve el azul.
Mirar a los ojos, ver al
otro, ver el ser, verse uno mismo…un arte.
Ahora lo llamamos el arte de
vivir…y es , por cierto, plenamente
azul.
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