Amistad 22
EL amiguismo como enfermedsd infantil de la amistad
Una Mirada Clásica: la Ética de Aristóteles
El amiguismo entró a nuestras conversaciones vía su presencia en los medios de comunicación masivos.
Más allá de las percepciones personales, desbordando el plano de la política contingente y de la actualidad del clientelismo político, el tema se asocia con el ámbito de la salud de la amistad, y. por ende, también, de la consi- deración de los consultantes médicos o de los diversos tipos de alumnos, en la categoría de clientes.
Las palabras nos extravían. Hablamos de dialogar cuando estamos disputando márgenes de poder; llamamos realismo a una visión de la existencia donde se niega la relación viva con la naturaleza, el misterio y la poesía; suponemos que la democracia puede integrar inmensas diferencias de oportunidades y la negación de la trascendencia del otro.
En ese contexto, la amistad se suele confundir con el amiguismo, la relación de ser a ser pasa a llevar el mismo nombre que la condición en que el otro es un instrumento, un medio para obtener distinciones, dinero, trabajos, poder...
En su Moral a Nicómaco, Aristóteles señala que existen tres tipos de amistad: la amistad de benevolencia, la basada en el goce y la que se funda en la utilidad. Sólo la primera es duradera, es de confiar, es la verdadera amistad. Lo es, en cuanto el bien del otro implica un re- conocimiento de su persona, su individualidad, su trascendencia, nuestra coexistencialidad.
La amistad de mero agrado puede ser propia del vínculo amigable, del paladeo del juego, de la charla, de la camaradería, también de la transgresión, la acción furtiva deshonesta.
La utilidad puede radicar en el fondo del bien común, de la promoción mutua, de la acción noble, pero cabe verla, también, en la instrumentalización para optar a prebendas, la seducción para el clientelismo en que predominan los medios sobre los fines.
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