Multiversidad sin Fronteras 25
Escribe Julio Monsalvo, desde Formosa,
Argentina
LA GACETILLA ALEGRÉMICA
Publicación semanal difundiendo noticias
y sentipensares que visibilizan y anuncian un Mundo Saludable con Alegremia y
Amistosofía
13 de Abril de 2018
Nro. 219
PRESO SE RECIBE DE SOCIÓLOGO Y FUNDA
BIBLIOTECA POPULAR
La Gacetilla Alegrémica agradece a Prensa
Ecuménica por esta entrevista que, más allá del testimonio de vida personal,
denuncia el injusto sistema socioeconómico y político vigente
Waldemar Cubilla tiene 35 años, vivió casi toda su
vida en la villa La Carcova de la localidad bonaerense de José León Suárez, y
en su adolescencia cometió delitos por los que estuvo 9 años preso.
En la cárcel, se recibió de licenciado en
Sociología, fundó hace seis años la biblioteca popular que lleva el
nombre del asentamiento irregular. Casado y con dos hijos, expone esa etapa de
su vida para que otros no “corran el riesgo” de atravesar la misma situación.
En una extensa entrevista brindada al periodista
Alberto Lotuf (A Diario, Radio 2), el joven relató que a los 18 años en 2001
cometió un robo calificado en una vivienda por el que quedó en prisión y
recibió una condena a 9 años.
“Era una cosa habitual en muchos jóvenes de la villa
del conurbano. Yo me creí el cuento de que la acción delictiva es más
concreta en la miseria que la ilusión; que el pobre puede cambiar su forma de
vivir a través del delito o la educación. Son las dos variables”, comentó.
“Tuve la mala suerte de no hacer un camino educativo.
Me llevó 9 años de mi vida. Tengo 4 hermanos, una familia muy unida que me
acompañó durante todo el proceso de mi pena. El castigo no es sólo para la
persona que delinque, es para todo el grupo familiar. La mayoría de las
familias que están en la villa tienen como un «castigo comunal». En La Carcova
tenemos relación directa con el delito y la cárcel. Es como algo regular”,
señaló.
Consultado sobre qué lo llevó a delinquir, Waldemar
explicó que en aquel entonces lo tomaba como “un acto de
justicia”. “Cuando salía a delinquir el presidente (Fernando de la Rúa) se
iba en un helicóptero. El tema es el modus operandi, que castiga sólo al pibe
pobre. La mayoría de los presos en las cárceles son pobres. Tienen niveles
educativos medio con suerte. En gran parte, la pobreza está asociada al tipo de
delito como contra la propiedad, no con vaciamiento de instituciones públicas o
estafas que son por los que sufre más la población. Un pibe te puede robar
10 mil pesos y un gerente bancario o un funcionario público millones. Y nuestro
sistema se enfoca en los delitos de los más empobrecidos”, señaló.
“Es difícil la toma de decisiones cuando uno tiene
pocas posibilidades. No es algo que se enmarca entre lo legal o lo
ilícito. Uno toma decisiones casi por sobrevivencia, después uno se da
cuenta. Cuando salía de delinquir con un arma en la mano no sabía el
código penal. Sabía que tenía una situación de miseria”, agregó.
El joven de José León Suárez también contó cómo pasó
su tiempo en la unidad penitenciaria y fue crítico con el sistema para que los
internos se puedan reinsertar en la sociedad.
“No fue la cárcel la que me abrió, sino la universidad
dentro de la cárcel, un proyecto educativo que se animó a meterse. Creo que el
servicio penitenciario sigue siendo viejo, para ser suave. No está a la altura
de estos tiempos. Sólo meter a una persona durante años adentro de una celda no
avizora un cambio de conductas”, sostuvo.
Waldemar expresó que actualmente hace un doctorado en
Sociología en la Universidad de San Martín y que se mudó con su familia –esposa
y dos hijos– hace aproximadamente tres meses. “En la villa La Carcova llevo
adelante la biblioteca. Es una nueva etapa en mi vida. Cuento mi experiencia
porque muchos jóvenes corren riesgo de pasar por lo mismo”, concluyó. +
(PE/Aire de
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