Alberto Valente
Estando con Alberto Valente ,AmIgo
Hermano, muy querido y estimado ,compañero de la Internacional de la Esperanza,
recientemente fallecido.
II
Escribe Marcelo Valente, hijo de Alberto,
que vive en Barcelona
1
….
esta
particularidad de la distancia, de vivir lejos de seres amados, me permitió un
ejercicio no poco interesante: aprendí a pesar el afecto, aprendí a regar la
energía amorosa.
Y justamente Venchi (ternura
liberadora) ejerció de maestro..., esos maestros que no pretenden enseñar, esos
maestros que por entrega enseñan, esos maestros que por amor no dirán lo que
hay que sentir porque es conocedor de nuestra más sutil y noble naturaleza.
A ese padre-maestro
(hermano-amigo, compañero) le escribí dos cartas recientes que quisiera
compartir con vos (si forma parte del cuaderno o no es igual, mi real y última
intensión es compartirlo con vos..., con Mati, Julio, Malicia, etc).
El primero es una carta que
escribí a Venchi dos días antes de partir y la segunda es una carta que le
escribí desde que su cuerpo es etéreo!!!.
1)
Querido Venchi…, amado Venchi.
Ser que me dio la vida..., y que
por cierto me la hubiera quitado varias veces!.
Hablo a un espejo de mi alma donde
te aseguro que habitas, donde te encuentro cuando la distancia traiciona al
abrazo. Y hablo allí porque sé que no puedes escucharme…, te imagino en terapia
y se me estruja el alma (con espejo incluido).
Entonces van llegando noticias
tuyas y uno dibuja un panorama que lo acompañe, la distancia es una invitación
a la ansiedad cuando vivimos situaciones así. Y yo para mejor me enteré a
través de Liliana, pobrecita preocupada porque te había escuchado mal.
La vida decide por nosotros en
muchas ocasiones, no es que estemos en sus manos, es que somos parte de ella,
le pertenecemos. Y me tocó el regalo de venir al mundo y de un viejo como vos.
Siempre contabas que yo era super
crítico con vos y un día me preguntaste si había algo en vos que me pareciera
bien y yo te dije que te admiraba como deportista y como profesional o algo
así.
Pues bien, desde el tiempo
transcurrido, puedo decirte que admiro mucho tus ganas de vivir. Me acompaño de
ese entusiasmo muchas veces (algo así como: si a este le funciona por algo
será. Jajaa!!!).
Y entonces imagino que un alma de
81 pirulos debe estar ya acostumbrada a pensar ¿hasta cuándo?. Y a partir de
esa pregunta surgirán mil más. Entonces te siento y la distancia me permite
hacer tangible esa energía, ese pulsar que compartimos y sé que en tu forma, en
tu inevitable (por natural) manera viven esas ganas de vivir que vivirá en cada
uno de los que te ama.
Y hay muchos, cuando te levantes
de esta recuperación se te acabarán las horas si tenés que responder a
todos!!!.
Sos muy amado Venchi…, vos te lo
buscaste, hacete cargo.
N’abrazo sin tiempo y sin espacio,
te amo.
Marcelo Pisada Profunda Valente
(García…, la vieja también ¿no?)
2)
El tiempo del dolor abrió una
grieta en mi mirada y casi sin pretenderlo entendí que el desgarro dió lugar a
una respiración profunda.
Sequé mis ojos con la esperanza de
volver a ver..., me los froté confundido por el dolor y vi claramente que la
sonrisa de Venchi había evaporado a la tristeza.
Con una voz pausada y tierna me
dijo:
Que te duela mi partida es parte
de tu amor por mi pero la tristeza es egoísmo, no tiene que ver
conmigo!!!.
Después me pidió que pensara en 10 vivencias con él.
Llamé de nuevo a mis lágrimas y mi mente buscó y buscó aunque fue incapaz de
encontrar a la tristeza.
Y allí te vi de nuevo Venchi, reías travieso al ver mi
cara y sabías que tu energía había desparramado ternura una vez más!!!
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