La Amistosofís y el Arte de la Amistad 12
Amistad e individuación.
(De Hacia la Amistosofía. Ed Tralcamahuida 2012)
Las capacidades para
vivir la amistad provenientes del afecto, de la compañía, del juego, del goce
compartido... aparecen muy temprano.
Las condiciones para la
amistad profunda, donde se dialoga, se traspasan los límites del ego, emerge el
yo testigo capaz de intuir el yo del otro, de asumir las diferencias en
perspectivas, en historias, en capacidades, el habitar la dimensión común de
ser humanos... implican un proceso de individuación.
Individuación para ir y
venir por las fronteras de la individualidad. Individuación para poder arribar
al tú y al nosotros.
Se trata de pasar una
noche, como una nochecilla mística.
Individualizado a
concho, camino a la amistad fraterna...
El camino a ser
individuo pasa pronto por un túnel. Es un espacio y un tiempo de oscuridad. No
existe la luz para ver la luz. La luz humana, distinta a la de las estrellas y
las lámparas, la luz capaz de ver las señales de los confines, los altos
montes, el abismo humano. Oscuridad donde se palpa el poder, se goza la
trivialidad, pero no se ve al otro. La otra, el otro, sirven, se usan, son
cosas...
Buscando, imaginando,
queriendo a rabiar, aparecen ventanas, se aprecia la luz... el individuo ha
tenido metamorfosis... entra a un mar, le brota luz, ve a los otros, se hace
amigo de la amistad, llega, de puro individuo, al país del tú, también llamado
el país del nosotros.
El país de la luz, de
las ferias donde se intercambian los sueños, el país donde se comparten gajos
del yo.
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