El Arte de Vivir 73
El
suplicio de Tántalo.
La
expresión ha quedado, tal como “El toque de Midas “,entre las frases del
diario convivir que denotan
vivencias límites o próximas a ello .
El
suplicio de Tántalo es, tal vez ,el
mejor título de un mito, que, como el
de Icaro, apunta a la exaltación.
No
puede negarse que expresa , también, una gran frivolidad, pero, tal vez,
cabe ponerlo en un primer lugar
en el terreno de un tipo especial
de vivencia de exaltación. La que ,
en alta “egoemia”, en inusitada
exaltación, pretende identificarse con
lo divino, olvida nuestra finitud.
Tántalo, según algunos hijo de
Zeus y de la ninfa Putu, solía compartir
con los dioses .
Con una actitud , que algunos
asocian a Prometeo, se sentía movido y capaz de engañarlos y ,en un
son muy
poco prometeico, se jactaba de su
intimidad con los seres superiores.
Las informaciones sobre
su vida difieren ,como suele
ocurrir en todo el ámbito de la mitología . Sin embargo , todas convergen
acerca de un fondo de ofensas a
los dioses y un espantoso castigo a consecuencia de ello.
Las principales ofensas fueron:
a)
Haber difundido los amoríos de Zeus con una mortal.
b)
Ser el autor del robo
de un perro de oro del mismo dios.
c) Haber querido engañar a los dioses dándoles de comer
a su propio hijo, muerto,
descuartizado y hervído….
Esta falta es la que emerge como la metáfora de la insensibilidad más completa,
de alguien cegado por el afán sin
límites de igualarse a los dioses , por una exaltación de alcanzar el nivel de lo sublime sin
consideración por los medios,
ni,por el lado pragmático, la
posibilidad de ser descubierto.
Deseoso de
impresionar a los dioses con algo novedoso para comer que pudieran
apreciar a la par que el néctar y la
ambrosía, Tántalo , los invitó a
comer y , sin mayor duda o culpa, mató a su hijo Pélope, lo
descuartizó y pretendió engañar a
sus visitantes, presentando un
plato muy especial, propio de su talento
culinario .
Dioses al fin, los homenajeados , por
clarividencia o algún dote propio de su
condición, se dieron cuenta del engaño y
no probaron el manjar que se les presentaba. Sólo hubo una excepción. Demeter , muy complicada
por el rapto de Perséfone, alcanzó a comer el hombro izquierdos antes de darse
cuenta de lo sucedido.
Zeus
hizo que Tántalo muriera
con un contundente golpe de una
piedra en su cabeza y ordenó su
traslado al Tártaro, el lugar de los
grandes castigos en el infierno, el Hades.
Al
mismo tiempo, Pélope fue devuelto a la
vida, mediante una habilísima
reconstrucción de su cuerpo y
un toque de magia ontológica.
Hubo comprensión con Demeter que aportó un hombro de marfil para completar
la operación.
En el Tártaro es donde Tántalo recibe un castigo eterno. Fue amarrado a una rama de un árbol
frutal en el lago del Tártaro.El su plicio consistía en que no podía satisfacer los deseo básico
de beber y comer .
Cuando la rama se acercaba al agua y el
preso estaba a punto de beber, el nivel
del lago bajaba y sólo quedaba un fondo de barro . Al acercarse a los duraznos, plátanos,
las manzanas del tipo del jardín de las
Hespérides y las naranjas propias de las famosas medias naranjas, un viento inmisericorde las elevaba y hacía
las frutas inaccesibles.
Tántalo es el símbolo de un deseo desmesurado, imperioso, exaltado,
aparentemente próximo a cumplirse,
siempre frustrado por el no considerar los límites de la condición
humana, variable del arte de vivir imposible de
desconocer.
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