El Arte de Vivir
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Un mito
paradigmático de la trivialidad
El Toque de
Midas
Hay un
consenso en la descripción de Sileno, pequeño obeso, permanentemente
borracho. Por otro lado, considerado
sabio, con el don de adivinar y
profetizar.
Sin embargo, los
autores difieren muy radicalmente en el
relato de cuál fue la relación
entre Sileno y Midas.
Contra lo recogido por Nietzche (ver nota anterior)
, la mayoría de las versiones da cuenta
que cuando los subordinados de Midas le
llevaron detenido a Sileno, amarrado con
ramos de rosa del fabuloso jardín
del rey, éste lo reconoció y lo trató con especial cortesía y atención.
Sileno estuvo
varios día contándole historias
fabulosas en que sobresalían narraciones
sobre la Atlántida . Midas estaba encantado.
Pasados algunos
días, hasta que, con el huésped con la consciencia lúcida, Midas lo acompañó al
encuentro de Dionisos , del cual Sileno
era constante seguidor, después de haber sido una especie de padre adoptivo en la niñez del dios de la exaltación.
Muy complacido, Dionisos le ofrecido, en son
de gratitud, que le solicitara la
satisfacción de un deseo importante.
El rey , ni corto ni perezoso, le pidió que facilitara que todo lo que tocara se convirtiera en oro.
Al parecer, el dios tuvo sus dudas, pero
primó su gran apetito vivencial ante la
expectativa de ese deseo y propuesta tan
absurda y peligrosa.
Midas
llegó , excitado, a su
castillo, tocó una piedra y se le convirtió se oro. Se sentó
y su silla también pasó a aumentar
su riqueza , siguió el proceso
transformador hasta que quiso comer
un pan y se sobresaltó porque
casi pierde la dentadura mordiendo el metal. La situación empeoró .Vino,
presurosa , su gata regalona y no alcanzó a evitar que, al situarse en sus
rodillas , quedara hecha una
estatua de oro. La situación angustiosa,
límite, culminó cuando , al escuchar
unos lamentos, llegó presurosa su hija
y… tampoco pudo impedir que ella
lo abrazar y sufriera el mismo proceso.
Desesperado ,
llamó a Dionisos, quien estaba al tanto
de todo y , compadecido o con algún
designio secreto, le recomendó que fuera a lavarse al río Pactolo.
Apenas Midas
puso sus manos en el agua , el fondo del río tomo él tono áureo que todavía mantiene . Midas llevó agua
a su castillo, pronto pudo volver
a la vida a la hija y a la gata. Hay rumores de que dejó como oro la piedra y otros
objetos, según Dionisos, seguramente, habría previsto.
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