Escribe Julio Monsalvo,desde Formosa Argentina
Cartas que salen del Cuerpo La columna editorial del
sitio www.altaalegremia.com.ar
Carta 302: 07/02/18
Carta 302: 07/02/18
ECOFEMINISMO
El
“Ecofeminismo” viene de la mano con una ancestral identificación de la Mujer
con la Naturaleza.
Vandana
Shiva, física y filósofa hindú es una de las más lúcidas exponentes del
Ecofeminismo.
Participó
activamente en el Movimiento Chipko (“Abrazar”, en el idioma Hindi)
conformado por mujeres que se abrazaban a los árboles para evitar que fueran
talados.
En uno de
sus libros, expresa: “…las ideas de quiénes luchan por sustentar y conservar la
vida, pone en tela de juicio el significado de un progreso y una ciencia y
un desarrollo que destruye la vida y amenazan la supervivencia” (*)
Este amor y
respeto por la Vida lo hemos encontrado a menudo en nuestras andanzas por este
Norte Argentino, tan rico en sabidurías.
Doña Santa, allá en Fortín Olmos, nos decía: “…no es cosa de arrancar un
plantita así no más. Son seres vivos que hizo Dios a igual que a todos
nosotros. Tenemos que tratarlas bien, hablarles, pedirles permiso si vamos a
tomar algo de ellas para curar. Explicarle para quién es y por qué le vamos a
pedir un hojita, o un cogollito o una flor…”
Conocimos a Elena Favatier, en El Sombrerito, trabajando su pequeña chacra con
criterio agroecológico. Su producción era diversificada y suficiente para el
autoconsumo. Los excedentes los comercializaba en el mismo pueblo.
Siempre la hemos visto alegre, escribiendo poesías y relatos y deseosa de
contar lo que hace cotidianamente.
De sus escritos, rescatamos algunos de sus comentarios acerca de cómo afrontó
los efectos de la “corriente del Niño”, a finales del 98:
“Aprendí a valorar lo que sabemos más que lo que tenemos, porque eso no se
pierde... En mi familia perdimos prácticamente todo lo que teníamos sembrado
para alimentarnos varios meses… Lo único que quedó intacto fue el conocimiento
que tenemos de las plantas del campo y frutas silvestres que son comestibles y
mucho más resistentes a los cambios del clima. Saber esto, tener la
posibilidad de encontrar remedios en la Naturaleza y la confianza en Dios
poderoso, fue lo que me ayudó a superar lo negativo de la corriente “del Niño”
sin desesperar”
Más adelante expresaba:
“Ayúdame a No hacer algo: no quemar toda la basura que sirve de abono: no
arrancar árboles; no desparramar envases de plástico; no cambiar flores y
césped por patios de cemento; no usar productos de aerosol; no sembrar muchas
hectáreas con la misma sementera; no usar “por las dudas” los venenos para las
plagas, ¡es posible no usarlos nunca!; no sacar los árboles de la zona para
plantar los que son de otra región; no echarle la culpa a Dios por los
desequilibrios que provocamos nosotros; no perseguir y matar animales que están
por desaparecer (recuerda que el hombre pertenece al reino animal) ¿Cuántos me
ayudarán a No hacer?”
En las
mujeres campesinas de nuestro Norte hemos percibido esa identificación con
la Vida puesta en manifiesto como depositaria y custodia por excelencia de los
valores culturales propios.
Es
admirable su capacidad de gerenciar la economía familiar, promover la educación
y generar prácticas que hacen al cuidado de la Salud Integral, es decir la
Salud del Ecosistema Local.
¡Hasta la Victoria
de la Vida Siempre!
Julio
(*)Abrazar
la Vida” Editorial Horas, Madrid, 1995
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