Publicaciones Personales 19
El Conejo Rosado y la Coneja Rosa(4)
Una saga de narraciones orales y
de cuentos incluído en
Libros.
Distinción entre magia y sabiduría
El
Sabio y la Magia
El Conejo Rosado guía a una visitante a un ser sabio
-Subía la montaña. Sentía su cuerpo,
denso, cierto. El aire era puro, frío
como una verdad cortante de tan tremendamente certera. De súbito, lo vio.
Altas las orejas, celeste los ojos.
La observaba, amable, el conejo rosado. Se entendieron en forma instantánea. No
sabemos cómo, pero el conejo rosado empezó a caminar por una senda, tal vez
inédita, que se iba abriendo sola a su
paso... y ella lo siguió, sin
vacilaciones, como si se tratara de confiar en un conocido de siempre.
– Tengo un invitado que desea conocerte
– dijo él, también con naturalidad, aparentando a ser alguien bien versado en la comunicación humana.
- La nieve, a pocos metros sobre ellos, parecía tranquila, expectante. Un cóndor voló
por encima, lento, como observando con
atención. El conejo rosado le hizo un leve y muy correcto gesto de saludo y el
ave prosiguió su ruta, moviendo las alas
al modo de un aviador diestro y alegre.
– Tengo un invitado que desea hablar
contigo , insistió el conejo.
Ella vio como la boca de una
madriguera se ensanchaba, se adaptaba a
su cuerpo, tomaba la forma familiar de una puerta hospitalaria. El conejo la
precedió en entrar a una habitación en que reinaba una temperatura agradable y
parecía presidir una figura... que ella
reconoció de inmediato.
– Eres el ser sabio – le dijo.
– Sí – dijo él – el tuyo.
El conejo rosado se subió a las
rodillas del ser sabio. Ella sonrió y el conejo desapareció en su sonrisa.
– Esa no es la magia – dijo el ser
sabio, como si estuviera siguiendo su pensamiento.
– La magia – continuó afirmando – es el regalo de existir…
la montaña, los conejos, los cóndores, los humanos, el tiempo, el mensaje del sol a la tierra, el nacimiento de los niños...
Ella agradeció el regalo del recordar el gran
regalo, siguió mirando la cordillera nevada, escuchaba el silencio, sentía el
aire puro y la indudable presencia de su cuerpo.
Algo más tarde, la Coneja Rosada dio a su pareja
un mirada con apariencia de venir
desde varias encarnaciones avanzando en la busqueda de sentido y éste
advinó que a ella le conmovió el percibir una magia en que el Rosado no era
el centro aparente del encuentro de la vsitante y la
sabia, hizo un asociación y le propuso
que contara qué podía recordar
sobre los Matices del Otoño, en que también
le hacía una verónica al poder y al ego.
……..
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