Publicaciones Personales 16
El Conejo Rosado y la Coneja Rosa(1)
Una saga de narraciones orales y
de cuentos incluído en diversos
libros
I
La llegada del Conejo Rosado
El
crepúsculo extravertido en que un adolescente introvertido se contactó con el conejo rosado-
Mi recuerdo es frágil y se desvanece con facilidad.
Eran mis diez años. El crepusculo tenía la palabra, cayó el libro nerudiano que yo tomaba a esa horas y se hicieron presentes unos recuerdos.
Fue inesperado , un rayo de un rosado
elocuente y discreto se dirigió hacia mí.
Sin palabras, sólo con imágenes, me hizo presente aquel momento angustioso en que falleció mi conejo
amarillo.
El querido amigo conejo que todas las
mañana parecía abrazarme bajando la orejas
y golpeando las extremidades
superiores haciendo un discreto murmullo , al borde de bromear imitando un aplauso .
Poco antes, habia desaperecido la coneja negra y el amarilo-y yo también-quedamos muy
mal, con altísima, inefable, tristemia.
Así es ,le escuche decir, muy claro a esa ramita rosa del crepúsculo. El conejo
marillo te alcanzó una zanahoria radiante y ,djándote destruído, se apartó de este mundo….
Te
ruego que no te sorprendas, él está bien. No
te quedes perplejo, se va a
comunicar contigo dentro de un momento.
Asume el asombro : se relacionará
contigo, será tu amigo de aquí al resto
de tu vida. Será amigo de tus amigos
.Prepárate para compartir una nueva dimensión de la realidad . Ten confianza en el sentido último de todo.
En ese momento, alto, caminando sobre sus extremidades posteriores , entró a
mi habitación y a mi vida el Conejo Rosado. Sí,hablando un fluido
castellno ,con sólo un leve acento
conejil, el que fuera mi conejo
amarillo, mi, luego , perdurable amigo, el Conejo Rosado.
Estamos en un cordón inalámbrico
entre varias realidades,dijo, el Conejo Rosado,bajando las orejas,
aplaudiendo y riéndose con absoluta naturalidad
.
Hola amigo ,le contesté . Mientras nos
confundíamos en un estrcho abrazo,se oyeron unos pasos en el coredor. El Conejo desapareció llevándose dos
manos a la boca que advertían sobre el
carácter personal, confidencial, de nuestra relación.
Mi hermana entró a la habitación. Recogió
el libro y me preguntó si
tenía presente algún personaje
para contar unos cuentos , en
un colegio que ella había formado con niños chicos.
Un mano invisible me detuvo cuando estuve a punto de exclamar, atónito, “qué coincidencia”.
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