5 de
Abril del 2017
Elogio
del Asombro 16
El
asombro mueve a una esperanza “participativa”.
De
participación existencial.
El ser,
el universo, el ser humano,el yo, son obscuros, sombras, ocultos, misteriosos.
Sin embargo, ad-miramos, nos a-sombramos, nos incorporamos a un confiar, a una
exaltación, a una esperanza.
En la
perplejidad estamos inmovilizados, en un estar “pasivo”, des-concertados. En el
asombro estamos activos, presentes.
La apertura al asombro filosófico facilita la
actualización del sorprenderse, admirado, en todas las instancias de la vida.
El asombro, porque uno está en el escenario de
la vida invita, insensible, maravillosamente, al regocijo receptivo, poroso,
sin resguardos, en el encuentro personal, la labor conjunta, el conocimiento,
el hallazgo de lo bello, la formación, abrimos, nos interesamos, somos parte,
nos nutrimos, nos involucramos.
El
abrirse,aceptar,vivir el asombro, es propio de la salud, un rasgo sapiens…de
todas las épocas.
En la
actualidad,en los tiempos de la mega crisis, pasa a ser una necesidad
individual y social, a constituir, además, una necesidad del desarrollo humano.
Es parte de la salud integral de la cultura. Es el horizonte de la educación humanizadora.
Es el
respaldo para la unidad, con respeto a
la diversidad,en la búsqueda y la realización de un nuevo paradigma
cultural básico.
Hemos
asociado el asombro con la incertidumbre, la ambigüedad y el misterio. Sin
embargo, en las limitaciones de espacio de este texto, insistimos en el
asombro, con las connotaciones de asombro filosófico, existencial. Nos hemos
guiado por el adagio “quien puede lo más, con razón puede lo menos”
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