viernes, 17 de marzo de 2017

Elogio del Asombro 2

     17 de Marzo del 2017
Elogio del  asombro (2)
 Asombro, admiración y poesía.

Hay una vivencia, una emoción,  un momento  en que se juega la identidad ,el conocer y el poder. Es el asombro. El asombro , la vivencia de donde surge la filosofía , la ciencia, la espiritualidad, lo  poético,  la base del arte.
 La emoción que nos   lleva al compañerismo existencial, al terreno en que nace la tendencia a la ayuda mutua ,a la  protección, a la amistad, al amor , a la creatividad.
La mirada  vertical al asombro encuentra la pregunta básica , abierta, sin satisfactor posible a la escala humana, las interrogantes que barruntan niños en la primera adolescencia  entre los 3 y los 4 años, la pregunta de Schelling, de Leibnitz ,de Heidegger, por qué existe el ente , por qué hay algo , hay ser y  no, más bien , nada.
Es la pregunta  que sacude nuestra identidad, nuestro conocer, nuestro  poder. Contiene un  llamado potencial al  coraje de ser, a limitar el narcisismo, a  acentuar la individuación.
El asombro metafísico se continúa   por la vía vertical por el asombro por el universo y sus leyes, su complejidad, por la vida    y su evolución, por el ser humano  y su  desarrollo, por la riqueza de la creación humana, por los laberintos de nuestra  subjetividad, por la riqueza de nuestros vínculos.

Asombro ,el preguntarse radical,    sin una  frontera cerrada, horizontalmente, con la admiración. La ad- miración la emoción  en que la valoración de la  verdad  se acerca  a la belleza… la  vinculación al  constatar de Keats  de que” la belleza  es verdad , que la verdad es belleza , que eso es lo único que sabemos , lo único que necesitamos saber…”

Como ha planteado Edgar Morin, en un mundo saturado de prosa necesitamos  más poesía. La poesía se nutre del asombro , lo  expresa,  lo  impregna de afecto, de intuición, de sentido, de belleza, de imaginación, de revelación,   de sueños, de encantamientos  en la cotidianidad.
La poesía, desborda el poema.  Existe la poesía del  arte, la poesía del encuentro, de la ternura, de la aurora, del atardecer y del cielo nocturno , la poesía de la vida, la poesia abisal  que    intuyó Holderlin y  conmovió a Heidegge, en el sentido de que  poeticamente vive el  ser humano.
Es en ese sentido de que la poesía  emergente del asombro  puede contribuir   a una  necesaria terapia individual y social, terapia de humanización.



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