De post modernos a post
egóticos 44
La Empresa y la
Responsabilidad de llegar a se Homo
Sapiens 4
El yo en el centro de
una nueva manera de hacer política
Ese referente está,
tácito, en la adhesión a la vida. Su escollo se
encuentra en el centro de nuestra
identidad, en la constelación del yo. La humanidad necesita de integrantes con
un yo fuerte, pero no exaltado, autónomo, sin tender a la agresividad ni al aislamiento,
un yo con orientación integradora.
La orientación
integradora requiere de un arte, una sabiduría, una “sapiensia”, en el juego
entre lo individual y lo trans individual, vincular, grupal, comunitaria,
humano, planetario. La integración debe modular entre el compromiso y el
desapego, participar, involucrase y soltar, dejar pasar. La antigua
controversia entre el conservar, proteger e innovar, transformar apunta a una
necesidad superior, el nivel del sentido.
Todo ello es referente
de humanización. Es aliciente para establecer puentes entre los movimientos
culturales renovadores y entre ellos y los focos, las vivencias, las prácticas
humanizadoras vigentes en el paradigma actual.
Se trata de un
desarrollo de la conducta, de las orientaciones de la convivencia en que la
política con respecto a la identidad, a la relación con los diferentes órdenes
de problemas, a las diversas expresiones del poder, parecen necesitar apoyarse
en lo que hagamos con el yo.
Ahí nos acercamos al
gran paso revolucionario, a la politización del tema del yo. Hay cuatro
referentes esenciales frente a las cuales necesitamos ejercer la creatividad
humanizadora. La humanidad, el tú, el yo y el ser.
El yo está en el centro.
Necesita crecer, coordinar, diferenciarse para llegar al tú, para ponerse en el
lugar del otro, para encontrar el tú esencial. No puede hacerlo si
simultáneamente no se vive como finito, criatura, se- mejante, compañero
existencial.
La marcha creativa hacia
la ecología del yo pasa por identificar el estado de ego. Ego, el sustentador
del egoismo, el yo aislado, sin vivir su condición de parte del otro y de lo
otro, ajeno a su participación en el misterio.
La experiencia nuclear,
a la que se llega en el diálogo, en la re- flexión, en la acción solidaria, en
la experiencia estética, en la contemplación meditativa, es la más originaria
de todas, la de ser. La de contar con un regalo asombroso, el que nos acerca al
amor y a la creatividad, que nos da sentido. El regalo de participar en el
misterio del ser.
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