De post modernosaa post egóticos 32
La corrientes esperanzadoras 11
El Asombro
El asombro está en el camino de
la esperanza porque viene de los orígenes, de los primeros pasos en la larga (a
escala humana) marcha de la humanidad, dando un sentido al asumir la
incertidumbre, calmar la ambigüedad, participar del misterio.
Hay una esperanza pasiva,
dependiente, la “espera” absoluta, el camino trazado del destino, del curso de
la historia, de Dios.
Existe la esperanza
“participativa”, la confianza en “la parte” responsable del ser humano, su
proyecto. Es esperanza a escala humana cuando incide en los límites humanos,
siguiendo el viejo discurso estoico “en relación a las cosas que interesan al
ser humano, sobre algunas puede influir y sobre otras no”. Obviedad negada,
violentada en la afirmatividad totalitaria, creciente, del homo habilis.
El asombro mueve a una esperanza
“participativa”. De participación existencial. El ser, el universo, el ser
humano, yo, son obscuros, sombras, ocultos, misteriosos. Sin embargo,
admiramos, nos asombramos, nos incorporamos a un confiar, a una exaltación, a
una esperanza...
En la perplejidad estamos
inmovilizados, en un estar “pasivo”, des-concertados. En el asombro nos
abrimos, nos interesamos, somos parte, nos nutrimos, nos involucramos.
El abrirse, aceptar, vivir el
asombro, es propio de la salud, un rasgo “sapiens”... en todas las épocas.
En la actualidad, en los tiempos
de la megacrisis, pasa de ser una necesidad individual y social, a constituir,
además, una necesidad del desarrollo humano.
Es parte de la salud integral de
la cultura.
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