Formación 23
(Continuación de las notas
sobre la propuesta de desarrollo personal en la orientación de la salud integral y el nuevo paradigma.)
LA DECISION DE TRABAJAR CON
UNO MISMO
La decisión de intervenirse, de cambiar, de plantearse
metas en la transformación personal, se convierte en un "hacerse
cargo", en un planteamiento de desarrollo de capacidades, cuando se abre
la conciencia de que ello lleva implícito una disciplina. Un trabajo. Allí
empieza la salud integrada, el proceso de hacerse parte de la vida actuando
sobre uno mismo. En la medida que ese trabajo tiene continuidad,
sistematicidad, evaluación, pasa a ser una disciplina.
Si uno avizora ciertas metas, está anticipando un
cambio, un alcanzar algo que no está. Seguramente dejar hábitos tiene un costo,
un vencer una resistencia. Se trata de avanzar hacia un cambio haciendo ciertas
transformaciones, introduciendo una disciplina. Hay dos ideas fuerza que
facilitan este tomar conciencia de que se está ante un trabajo, ante un tener
que poner en ejercicio la voluntad. Desde luego, la consideración de la
importancia de la experiencia de vida y su contraste con el “ideal de
vida", el mantener la centralidad de la motivación para el proceso de
trabajar por el desarrollo personal. En seguida, la mirada al lugar, en nuestra
cotidianidad, de los hábitos de higiene general.
Hemos
incorporado a nuestra "práctica diaria" el aseo del cuerpo, de la
vestimenta, de las habitaciones, de los vehículos, del lenguaje... ¿No es
importante mantener un cuidado de lo que nos hace humanos, de lo más humano de
la salud, de la conciencia? ¿Nos satisface plenamente el mirar nuestra cara en
el espejo si no tenemos un acceso, una posibilidad de contemplar nuestro
interior?... Tenemos nuestras plantas, les echamos agua, abono, las podamos,
las compartimos. ¿Nos promocionamos a nosotros mismos, facilitamos nuestro
crecimiento como personas? ¿Nos cultivamos? ¿Nos brindamos?
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