martes, 18 de octubre de 2016

Formación 23

Formación  23
(Continuación de las notas sobre la propuesta de desarrollo personal en la orientación de la salud  integral y el nuevo paradigma.)

LA DECISION DE TRABAJAR CON UNO MISMO


La decisión de intervenirse, de cambiar, de plantearse metas en la transformación personal, se convierte en un "hacerse cargo", en un planteamiento de desarrollo de capacidades, cuando se abre la conciencia de que ello lleva implícito una disciplina. Un trabajo. Allí empieza la salud integrada, el proceso de hacerse parte de la vida actuando sobre uno mismo. En la medida que ese trabajo tiene continuidad, sistematicidad, evaluación, pasa a ser una disciplina.

Si uno avizora ciertas metas, está anticipando un cambio, un alcanzar algo que no está. Seguramente dejar hábitos tiene un costo, un vencer una resistencia. Se trata de avanzar hacia un cambio haciendo ciertas transformaciones, introduciendo una disciplina. Hay dos ideas fuerza que facilitan este tomar conciencia de que se está ante un trabajo, ante un tener que poner en ejercicio la voluntad. Desde luego, la consideración de la importancia de la experiencia de vida y su contraste con el “ideal de vida", el mantener la centralidad de la motivación para el proceso de trabajar por el desarrollo personal. En seguida, la mirada al lugar, en nuestra cotidianidad, de los hábitos de higiene general.
 Hemos incorporado a nuestra "práctica diaria" el aseo del cuerpo, de la vestimenta, de las habitaciones, de los vehículos, del lenguaje... ¿No es importante mantener un cuidado de lo que nos hace humanos, de lo más humano de la salud, de la conciencia? ¿Nos satisface plenamente el mirar nuestra cara en el espejo si no tenemos un acceso, una posibilidad de contemplar nuestro interior?... Tenemos nuestras plantas, les echamos agua, abono, las podamos, las compartimos. ¿Nos promocionamos a nosotros mismos, facilitamos nuestro crecimiento como personas? ¿Nos cultivamos? ¿Nos brindamos?







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