Alejandra Vidal
Desd Punta Arenas
Cuentos, Reflexiones y Poemas anti Es3
Boliches
Cómo empezar, cómo describir la magia que encierra ese pequeño almacén
que al borde de la esquina, a mitad de calle o casi oculto en la casa vecina,
nos espera cada día. El avance ha traído
consigo los grandes centros comerciales, son entretenidos, nadie discute, pero
cómo no adorar a un niño que con el dinero apretado entre los “deditos” corre a
comprar dulces, con la inocencia, la ilusión y la alegría del que conoce la
promesa y cumplimiento de un sabor maravilloso que se encierra en trocitos de
colores compuestos de azúcar y esencias misteriosas que encerrados en frascos
aguardan con paciencia y en simpáticas posturas por un comprador alerta, atento
a los cambios, a las ofertas y a los nuevos productos que en el boliche
aparezcan.
Mezclados en lúdica apariencia, se encuentran panes, chicles, cajas,
latas, botellas, adornos, verduras y especias, a veces hilos, agujas, pelotas
de pin – pon, pequeñas raquetas, etc. etc. etc. listado infinito desafiando al
tiempo y a quien sea, porque en caso de un apuro o una tarea no hecha, será el
mismo dueño o dueña de este fantástico negocio quien con buena voluntad y a una
hora - que se aleja de la prudencia- aceptará
con paciencia, atendernos con premura y así aliviar nuestra urgencia.
Gracias a cada comerciante de
Barrio que cual David, desafiando a Goliat, sigue en pie, regalando ese
espacio para que los nostálgicos soñemos mirando sus
vitrinas una y otra vez. Gracias por esa atención personificada y por conocer
tan bien, a cada vecino en sus gustos,
sus disgustos, sus vivencias y así ser, confidente
de alegrías, de reclamos, fiel amigo y por saber cómo entregar ese dulce, con el “vuelto” y comprender, que con su “para que
endulce la vida” su sonrisa y “parabién” nos alegra en un instante con la magia
del ayer.
Autor: María
Alejandra Vidal Bracho
Publicado por el Fortín del Estrecho No. 123 año 2014
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