Sentipensamientos 15
Cuentos colectivos 2
Del curso –taller Desarrollo
Persnal, Cambio Cultural y Dimensión
Poética de la Vida, en Las Coincidencias, Isla Negra(2-4-16)
Enviado por Edurdo Vergara
EN EL BOSQUE UN AUTO Y EL MAR…
Cinco amigos de
edad indeterminada caminan por el bosque en un día soleado, cuando en medio de
los árboles, en un rellano, divisan un automóvil abandonado.
A medida que se
acercan al vehículo la curiosidad de los niños aumenta mientras los sentidos se
avivan. Todos sienten el deseo de
acercarse y ver pero una niña siente miedo y desea irse. El grupo la contiene motivándola y
protegiéndola.
A medida que se
acercan asoma un fuerte olor a mar y los oídos aguzados oyen un oleaje con
golpeteo de olas sobre rocas distantes.
La sorpresa fue
grandiosa al mirar el interior del automóvil a través de unos vidrios manchados
por el polvo y la humedad, vieron caracolas, piedrecillas de colores, algunas
tiras de algas y pececillos en pequeñas posas.
El color aglutinaba la mirada del interior del vehículo, contrastante
con el blanco empolvado del exterior.
La curiosidad
vuelve a activarse entre los niños y niñas y pese al miedo presente en una de
ellas, acuerdan entrar al automóvil para saber más de él y explicarse cómo
llega a ese sitio y cómo llegan esos objetos marinos a su interior.
Abren una puerta
y al ingresar, el olor a mar y el ruido del oleaje se acrecientan, todos
intuyen que existen secretos en su interior y en su ubicación pero no logran
entender. Observan, tocan, huelen,
escuchan. Los sentidos se activan a su máximo de
asombro.
Los niños tocan
las caracolas, las piedrecillas y una de ellas mueve uno de los asientos
descubriendo, debajo de él, un agujero a modo de un túnel vertical y una
escalera que guía el camino. Se miran
sonrientes, emocionados, y a la voz de entremos, todos afirman menos la niña
que con miedo sentencia, no sé nadar, me da miedo, pero el grupo confirma, te
llevaremos al apa, no te preocupes, estamos juntos.
Y así bajando
lentamente ingresan al pozo, que un par de metros más abajo, continúa camino en
sentido horizontal rumbo al mar. Los
niños lentamente comienzan a sentir la humedad en sus ropas y sin saber en qué
momento ni cómo, sus cuerpos se transforman en peces logrando una comunicación
insospechada con todo el reino marino.
Nadan en aguas mágicas.
Una conexión tan
particular permite entenderse telepáticamente entre ellos y los otros peces,
caracolas, estrellas, delfines, sirenas.
Gozan el
encuentro, el miedo desaparece, queda solo la alegría del comprender y del comprenderse.
En este espacio
sin tiempo los niños peces no sienten necesidad de regresar a su mundo pero una
sirena se les acerca y les manifiesta un mensaje: ustedes fueron invitados a conocer este
mundo, mi mundo y a no olvidar que este mundo que ahora conocen está
enfermándose porque los humanos están ensuciando el mar. El plástico, la basura, líquidos venenosos,
para nosotros y nuestra vida, nos está matando. Por eso les pedimos que asuman esta misión,
regresen a su mundo y digan a todos y a todas las creaturas de allá arriba, si
el mar muere, muere el mundo terrestre, pero si ustedes nos ayudan a limpiarlo viviremos,
y al vivir nosotros ustedes tendrán la posibilidad cierta de vivir.
Y dejando sus
trajes de niños peces, los niños regresaron al mundo terrestre con una misión
cierta. Comenzaron a convencer a sus
padres, a sus compañeros de curso, a sus profesores, a su barrio. Y desde entonces el olor a mar es más intenso
en ese vehículo en el bosque, y el ruido de las olas más claro.
Los niños
involucrados en este cuento:
Chafi, alias
Sofía
Crespa, alías
Yeya
Quico Chico,
alías Enrique
Milla, alías
Millaray
Lalo, alías
Eduardo.
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