Apuntes de Amistosofía
24
Amistad con la apertura
de mirada
Cuando asoma lo paranormal
Vivimos en la
embriaguez de una utopía tecnológica. Hay sorpresas diarias en innovaciones en
celulares y computadores, en los vuelos al espacio y en los medios de
construcción en las ciudades. En ese contexto, se obnubila la mirada a la
existencia y su asombro consiguiente, a los debates donde florece el quehacer y
la inquietud sobre la condición humana, al muy complejo proceso con que se va
transitando por nuevas avenidas antropológicas epistemológicas, y espirituales.
Es como si el bosque del hacer y de la prótesis tecnológica no dejara ver el
árbol del ser.
Asocio esta
consideración muy general con una conversación con Eduvina. Se trata de una
señora bien agraciada, empática, de mediana edad, dueña de casa, artesana bien
creativa. Impresiona como inteligente, instruida. Refiere un malestar, que a
ratos la lleva cerca de llorar, por la incomprensión de seres queridos,
expresada en sentirla rara, como diferente y en hacerle excesivas demandas de
incondicionalidad en proporcionarles servicios.
Le escucho con
atención. Buceamos en sus sueños y sus recuerdos, hasta alcanzar un clima de
serenidad y confianza, en cuyo contexto le pregunto por otras dimensiones de su
vida, centrándome en el interrogante acerca de si hay temas de los que le es
difícil hablar. Se abre entonces lo que parece el discurso de otra persona.
Cuenta que en varias ocasiones ella se ha sorprendido ”adivinado“ aspectos
importantes de la vida de personas que recién conoce y, lo que le resulta más
extraño, es que también le ha ocurrido algo complementario: situaciones en que
personas poco conocidas le han pedido consejos, aduciendo que ella puede saber
cosas que les ayudarían mucho. No le dan explicaciones, pero, luego, ello se
confirma en la práctica, no sabe “cómo” se le ocurren claves de lo que le
acontece a estos otros casi desconocidos
Eduvina y vamos atando cabos: hay una posible relación
entre su vulnerabilidad al trato poco considerado de otras personas y esos
procesos poco comunes en que ella “sabe” cosas, sin entender por qué otros vislumbran
que posee esas facultades.
Esa relación está
vinculada a nuestra necesidad de seguridad ontológica. Nos lo dijo Fernando
Pessoa: El ser humano es el ser que desea existir, Cioran lo llama “la
tentación de existir.” Somos seres finitos, aunque hayamos colonizado la
superficie del planeta tierra y nos asomemos al espacio, a la intimidad de los
átomos, las células y el comportamiento del cerebro. Somos partes de un todo,
nos alcanza la muerte, nos movemos en el tema del bien y de la belleza, pero la
VERDAD, el fundamento de todo, nos es misteriosa, asombrosa, ajena.
Para nuestra última
seguridad, dependemos del respaldo de nuestra auto imagen, a su vez muy
asociada a los otros...
Eduvina intuye que “los otros”, en general, también los
otros “suyos”, temen a lo misterioso, dentro de lo cual incluyen a lo
paranormal. Están envueltos en la hipnosis de lo familiar.
Eduvina necesita
hacerse cargo de sus dotes para normales e integrarlos al camino para llegar a
vivir con coraje la situación humana. En ello se incluye el dar sentido a sus
capacidades, apartándose tanto del miedo como del ego narcisismo. Los dotes
como una fuente para dar servicios. Cuidado con su miedo.
Los dotes para normales son una ventana a la
constancia de que somos no sólo parte de nuestro universo... sino que, también,
hay puentes con un multiverso... Como de otra manera lo decía Jung, además del
orden causal, existe el orden a causal.
La vida es compleja,
la de Eduvina y la de todos nosotros, puestos en el mundo, en la vida, en un cuerpo,
en una psiquis, en una biografía, en una cultura, en una circunstancia, en un
universo y un multiverso, coexistiendo con otros a los que les pasa y no les
pasa lo mismo que a nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario