Desarrollo Personal y Cambio
Cultural 12
LA RESISTENCIA Y LAS
DIFICULTADES PARA ASUMIR
LA VIDA Y TENER UN PROYECTO
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Hemos insistido en la condición contracultural de la
autonomía crítica en relación a la calidad y al proyecto de vida en una
sociedad donde impera un pragmatismo de cortos alcances, el consumismo, un
autoritarismo de mercado. Quienes propugnan el derecho ciudadano a participar
en la definición de sus derroteros de vida y a mirar a fondo los fundamentos de
la cultura pasan a ser parte de una minoría activa, creadora.
No tenemos que olvidar el impacto de la propia
heterogeneidad de las posturas en desarrollo personal, las contradicciones, la
coexistencia de charlataneria y primera línea de rigor científico, de espíritu
mercantil inicuo con ofertas de servicio totalmente desinteresadas, de
fundamentaciones en un espíritu crítico y racional y de obscuros intereses de
secta. En el espíritu de un mercado omnipresente, la distancia con el
compromiso, con el desarrollo personal se muestra, muchas veces, en un tránsito
trivial por un verdadero consumismo de talleres y visitas a presuntos maestros,
en un ánimo diletante, de apetito vivencial sin control, anodino, muchas veces
conducente a crisis de insatisfacción y escepticismo con respecto a todo el
ámbito del desarrollo personal, a distanciamientos permanentes o a búsquedas
con decepciones subintrantes.
Como te recordábamos, muchas personas inician un
proceso de desarrollo personal a raíz de consultas y propuestas de
psicoterapia. Este es un nuevo factor de posible exclusión y prejuicio al
suponerse que el profundizar en uno, en los otros y en la vida está ligado
solamente al tratamiento y la rehabilitación de salud, no al simple fluir de la
vida.
La misma nota excluyente confunde, a veces, a partir
de la relación entre el desarrollo personal y la espiritualidad y la tendencia
a situar el cultivo de los valores, el acceso a otros estados de conciencia y
todo el tema del perfeccionamiento, en el ámbito de las prácticas religiosas,
sin la concepción de un espacio en la vida cotidiana compartida por todos los
ciudadanos sin distinción de creencias.
Desde las vivencias mismas de la mayoría, el conocerse
y cambiar están fuera de la inmediatez, del goce, de la acumulación, del poder,
del seguimiento mecánico de un deber ser. Entrar al desarrollo personal
terciario, consciente, implica dar un paso de madurez, dejando atrás partes de
la propia identidad, venciendo inseguridades. Es el temor al caos, al
desquiciamiento. Es la intolerancia autoritaria a la ambigüedad, de la que
hemos estado hablando, vale decir que, a pesar de que hay mucho manejo y
manoseo del término "desarrollo personal", hay que prever
resistencias, incomprensiones, deserciones, confusiones. Entrar a un trabajo de
desarrollo personal serio, profundo, es un gran paso en la orientación de la
vida. Una contribución al proceso de humanización. A un cambio cultural, a dar
relieve y coherencia a, por lo menos, una vida. Entrar y mantener un proceso de
desarrollo personal consciente es, por otro lado, la parte más difícil del arte
de vivir. Tanto las personas involucradas como los facilitadores necesitan
estar constantemente remozando las motivaciones, revisando las experiencias, en
son, consagrado, de investigar y crear. De vivir las convicciones.
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