martes, 15 de diciembre de 2015

Para Fábulas y Para Mitos 17

Para Fábulas y Para Mitos 17
DE COMO SE LLEGÓ MAS ALLÁ DE LA ADULACIÓN.

    El cuervo terminaba de almorzar y, siguiendo tradiciones francesas, se preparaba para comer un gran trozo de queso agujereado, cáscara asertiva y olor meritorio. Entre el humo y el ir y venir de quienes consumían o atendían, alcanzó a avistar al zorro, junto al mesón del cantinero, bebiendo una lenta limonada. Estaba solo, con su abrigo raído y casposo, el aire de trasnochado. El cuervo previó la secuencia acostumbrada. Saludo, halago, pedido. En esta última fase, las alternativas. Querría dinero, influencias para obtener trabajos o granjerías, o se trataba del pedir confidencial, "de zorro a cuervo” de algunas horas de uso de su departamento.

     Esta vez el zorro empezaba en una expresión afligida y ausente. Al aproximarse, saludó con dignidad e hizo ademán de proseguir el camino. El cuervo, inconfortable, le ofreció asiento y partió en dos el postre de queso con personalidad. El zorro no demoró demasiado en iniciar su consabida cantinela sobre lo mucho que apreciaba al cuervo. Muy hábil, no hizo alusión al queso, pero, en cambio, enfatizó su profunda admiración por las dotes de cantante de su anfitrión a sabiendas que allí tenía terreno fértil para el adular.

          Lo interrumpió la llegada de un tercer comensal. Era una canción, nada mal parecida, pero que inhibía a muchos varones por su tendencia a ser muy liberada. Era amiga y critica de la pareja que comía queso y tenia problemas de comunicación. En un tono muy resuelto, les propuso ir a una excursión a un bosque cercano, llevarse el queso y subidos a un árbol, cantar a tres, haciendo caso omiso zorro y cuervo del antecedente de ser ella una profesional.




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