Esperanza y Alegremia
De Julio Monsalvo
Desde Formosa
Argentina
La columna editorial del sitio www.altaalegremia.com.ar
Carta 182:
13/08/15
JAMÁS
NATURALIZAR LO QUE NO DEBE SER
Hace una semana
compartía mis recuerdos del 6 de agosto de 1945 cuando tenía 7 años y me
enteraba de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima.
Entre otras
cosas, mencionaba la primera plana del Diario “Crítica” de Buenos Aires, de su
edición del 8 de Agosto, destacando dos grandes titulares:
· La bomba mató 100.000 nipones
· Ha desaparecido toda vida humana, animal y vegetal en la
zona de Hiroshima
A 70 años de este
horrible crimen, siguen lluvias de noticias dando cifras de muertos y heridos
en guerras, en naufragios de inmigrantes, en accidentes viales, en atentados,
por contaminación… en fin…
Lo que no debe
suceder jamás, es que naturalicemos estos hechos que impiden el derecho a la
vida.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a
la libertad y a la seguridad de su persona”, expresa la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre
de 1948, a poco de finalizar la llamada 2da. Guerra Mundial.
Cada ser humano a quien se le ha negado el derecho a la
vida, por bombas, hambre, degradación de su hábitat, injusticias de todo tipo,
es un grito que debemos escuchar.
Siempre
tener presente que tras “cada número”, hay un ser a quien se le ha amputado el derecho
a vivir.
Cifras de
muertos y heridos que nos traen las noticias, son mucho más que números, son
dolores y son sueños que se tronchan,
Este 6 de agosto, el diario Página 12, de Buenos Aires, nos acerca el
testimonio de Shoji Mukai, hoy de 87 años, sobreviviente de
Hiroshima:
Yo tenía 17 años. No entendíamos qué había sucedido porque nadie sabía qué era
una bomba atómica. Las calles estaban llenas de cadáveres quemados. No podía ni
caminar, no había espacio y, sin querer, pisé un montón de cuerpos. De abajo
salió un brazo y se agarró de mi pie. Era un herido que estaba muriendo debajo
de los cadáveres carbonizados. Justo ese día Hiroshima había convocado a todos
los estudiantes secundarios a limpiar la ciudad. Todos ellos murieron. Hiroshima
tiene muchos ríos y yo vi todos esos ríos llenos de cadáveres
(http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/index.html)
.
Que este testimonio llegue a toda la Humanidad. No naturalizar la guerra. No a
la indiferencia.
Predomina
esta cultura que no respeta la vida en ninguna de sus formas. Con toda
propiedad debería llamarse “cultura de muerte”.
Sin
embargo somos millones y millones los que amamos la Vida. El ciclo biológico
que transitamos es la oportunidad de aportar a la construcción de la Cultura de
la Vida con acciones cotidianas por la paz, la solidaridad. la fraternidad.
Acciones personales y acciones colectivas en los más diversos y multifacéticos
ámbitos.
En el lugar que estemos, cada acción por la Cultura de la Vida, es una chispa
que alimenta el fuego de la vida.
Es
anti-natural que seres humanos destruyan a otros seres humanos. Las niñas
y los niños llegan al mundo con sonrisas, ternuras, con sed de amor y de
alimento. ¿Por qué no “volver a ser humanos”?
Hasta la Victoria de la Vida
Siempre!
Julio
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