Lo Cotidiano
y lo Universal 69
La cotidianidad carente de una
visión a la vez autocrítica y con referentes
universales.
Un cuento-parábola
compartido en las tradiciones
budistas , hinduistas , jainistas y
musulmán sufi.
Los Ciegos y
el Elefante – Un Poema por John Godfrey Saxe
He aquí la
versión de John Godfrey Saxe (1816-1887) de Los Ciegos y el Elefante:
Seis eran los
hombres de Indostán,
tan
dispuestos a aprender,
que al
Elefante fueron a ver
(Aunque todos
eran ciegos),
Pensando que
mediante la observación
su mente
podrían satisfacer.
El primero
se acercó al elefante,
Y
cayéndose
sobre su ancho y robusto costado,
en seguida
comenzó a gritar:
"¡Santo
Dios! ¡El elefante
es muy parecido a una pared!"
El segundo, palpando el colmillo,
exclamó:
-"¡Caramba!
¿Qué es esto
tan redondo, liso y afilado?
Para mí está
muy claro,
¡esta
maravilla de elefante
es muy
parecido a una lanza!"
El tercero
se acercó al animal,
y tomando
entre sus manos
la retorcida trompa,
valientemente
exclamó:
"Ya
veo," dijo él,
"¡el elefante
es muy parecido a una
serpiente!"
El cuarto
extendió ansiosamente la mano
y lo palpó
alrededor de la rodilla:
"Evidentemente,
a lo que más se parece esta bestia
está muy claro,"
dijo él,
"'Es lo suficientemente
claro que el elefante
¡es muy parecido a un árbol!"
El quinto,
quien por casualidad tocó la oreja,
Dijo:
"Incluso el hombre más ciegoç
es capaz de
decir a lo que más se parece esto;
Niegue la
realidad el que pueda,
Esta
maravilla de elefante
¡es muy parecido a un abanico!"
El sexto
tan pronto comenzó
a tantear al animal,
agarró la
oscilante cola
que frente a él se encontraba,
"Ya
veo," dijo él, "¡el elefante
es muy parecido a una cuerda!"
Y así estos hombres de
Indostán
discutieron largo y tendido,
cada uno
aferrados a su propia opinión
por demás
firme e inflexible,
aunque cada
uno en parte tenía razón,
¡y al mismo
tiempo todos estaban equivocados!
MORALEJA:
Así ,también, a menudo en las guerras teológicas
los contendientes, pienso
yo,
discuten en la total ignorancia
de lo que el otro quiere decir;
y
parlotean acerca de un elefante ¡que ninguno de ellos ha visto!
Tiende a
pasar lo mismo en toda nuestra cotidianidad con su “anemia” de universalidad,
en una cultura dominada por la
voracidad consumista y el autocentramiento.
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