Lo Cotidiano y lo Universal 65
Cartas
En nuestra cotidianidad animada o invadida por el correo
electrónico, subyace el recuerdo de la carta de papel, incluso la huella lejana de la pluma.
Para muchos , la carta, ahora por correo electrónico, es un hecho cotidiano, con
fuerte predominio prosaico. Aquí y allá se va asomando la nueva mirada , en
que se juntan lo cotidiano y lo
universal, lo prosaico y lo
poético, la individuación y el encuentro…
CARTAS DE VERDAD
Escribe Julio
Monsalvo, desde Formosa, Argentina.
Julio Monsalvo
MI padre mantenía correspondencia con muchísimas personas. Lo veía
escribir cartas “a puño y letra”. En sus últimos años tecleaba con entusiasmo
en una “Olivetti”. Ensobrar, pegar las estampillas y marchar al correo.
Además, leía todas las mañanas el diario.
El hogar era muy humilde, si embargo nunca faltaban el diario ni
estampillas para las cartas.
Así también pasó mi infancia y mis primeros años de lo que llaman
adolescencia.
Seguramente “por contagio”, fue que por muchos años, leía todas las
mañanas “un diario de papel” y escribía “cartas de verdad”.
Hasta no hace tanto tiempo, era así en mi vida.
En los albores de este siglo XXI, fui literalmente empujado a
comunicarme con el “correo electrónico”.
Dicho sea de paso, nunca uso la palabra “mail”. Sigo resistiendo a la
colonización del lenguaje. Digo “todo bien” y no “OK”, en fin…
El lenguaje es uno de los tantos ámbitos en donde se prodiga la
colonización cultural.
Estoy convencido que la colonización cultural, está perfectamente
planificada con el propósito de imponer un estilo de vida funcional al
consumismo, uno de los dogmas del fundamentalismo de mercado.
Escribir o leer “cartas de verdad” era un placer. Detenía el
mundo. Existían solo dos personas, yo que escribía y quien me iba a leer, o yo
que leía y quien me había escrito.
¿Nostalgias? Alguito puede ser… pero no tanto… Cuando tengo
oportunidad “me fabrico una ocasión”, para escribir una “carta de verdad”.
En la Carta anterior hacía referencia “la ruidosa irrupción de los
llamados medios de comunicación que (in)comunican”. Ello me motivó a
revivenciar estas vivencias del disfrutar la comunicación.
Creo oportuno recordar que cuando nos comunicábamos por medio de “cartas
de verdad” se sentía y se pensaba en la otra persona. El saludo inicial y la
despedida era muy cordial. Se desarrollaban los sentimientos y los pensamientos
sobre loa más variados temas.
Quizás con los “medios modernos” podríamos ser un poquito menos
“telegráficos”. Es frecuente que los comentarios en el “facebook”, por ejemplo,
rara vez exceden tres renglones.
El mundo saludable que soñamos es un mundo en donde nadie dice, ni
piensa, “no tengo tiempo”. Lo que se llama “tiempo” siempre está, sólo que se
priorizan los afectos.
A ese mundo de auténtica comunicación, tenemos la oportunidad de
construirlo ya, en nuestra cotidianeidad.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio
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