La
Dimensión Poética de la Vida(14)
Poesía de la Vida
Lo poético de un relato, lo poético de un recuerdo, lo poético de un
proyecto como el de la promoción humana encontrando, buscando. atrayendo la alta alegremia, que facilita Julio Monsalvo,
desde Formosa , Argentina Lo poético de la noción de alegremia…
Lo Poético de la Alegría
LA GACETILLA ALEGRÉMICA
Un espacio de una hoja y
sólo una, para compartir actividades, eventos, sentipensares, poemas, lecturas, bibliografía, obras
de arte y todo lo que hace visible el Mundo
más Saludable que ya está amaneciendo
Julio
Monsalvo
Nro. 51
4 de agosto de 2014
Hoy Compartimos…
TRENZARÉ MI TRISTEZA
Silvia
Chena
Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que
podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado
entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que
tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría
llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría
a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus manos- me decía-
porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa; y es que a la
tristeza le gusta el sabor amargo.
Cuando te sientas triste niña, trénzate el
cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del
norte pegue con fuerza. Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es
fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.
Que
no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aun si tienes el corazón roto
o los huesos fríos por alguna ausencia. No la dejes meterse en ti con tu
cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado
entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…
Y
mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y
desvanecida entre el telar de tu cabello. Trenza tu tristeza, decía, siempre
trenza tu tristeza…
Autora: Paola Klug
Fotografía: Candelaria Rivera
de la serie "Amor de Campo". Nicaragua.
La Gacetilla Alegrémica comparte este precioso relato que nos ha
hecho conocer nuestra querida amiga Silvia Chena, de Pampa del Indio,
Chaco, Argentina. Al leerlo recordamos el valor de los saberes de
nuestros ancestros. Otro Mundo está amaneciendo de la mano de la memoria de
nuestros pueblos, iluminado por las palabras de las abuelas, de nuestras
abuelas, que le devuelven a nuestros cuerpos la dicha de saber que pertenecemos
a la Naturaleza. Sentimos que esa dicha es la alegría circulando por nuestra
sangre, que nos impulsa a construir día a día un Mundo más Saludable para el
Buen Vivir.
Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste
lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor
quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del
cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos
pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues
los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus
manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa; y
es que a la tristeza le gusta el sabor amargo.
Cuando te sientas triste niña,
trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el
viento del norte pegue con fuerza. Nuestro cabello es una red capaz de
atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma
del atole.
Que no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aun si
tienes el corazón roto o los huesos fríos por alguna ausencia. No la dejes
meterse en ti con tu cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales
que la luna ha trazado entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre
trenza tu tristeza…
Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la
encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello. Trenza tu
tristeza, decía, siempre trenza tu
tristeza…
Autora: Paola
Klug
Fotografía: Candelaria Rivera
de la serie "Amor de Campo". Nicaragua.
La Gacetilla Alegrémica comparte este precioso relato que nos ha
hecho conocer nuestra querida amiga Silvia Chena, de Pampa del Indio,
Chaco, Argentina. Al leerlo recordamos el valor de los saberes de
nuestros ancestros. Otro Mundo está amaneciendo de la mano de la memoria de
nuestros pueblos, iluminado por las palabras de las abuelas, de nuestras
abuelas, que le devuelven a nuestros cuerpos la dicha de saber que pertenecemos
a la Naturaleza. Sentimos que esa dicha es la alegría circulando por nuestra
sangre, que nos impulsa a construir día a día un Mundo más Saludable para el
Buen Vivir.
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