Desarrollo Personal, Cambio Cultural y Nuevo Paradigma (30)
La
formación para el Nuevo Paradigma(7)
Nota introductoria( 7)
Síntesis de una experiencia
La pregunta (6)
La pregunta sobre uno mismo
QUIÉN
ERES TÚ
¿Quién
eres tú?
Tu
contestas segura, entero,
hablando
de
ese nombre, esa cifra, ese lugar, ese poder, esa costumbre.
¿Quién
eres tú?
más
adentro, sacándote esas rebanadas de fuera,
¿tu
cuerpo?
Supongamos
que sí,
allí
esa piel, esa humedad, lo blando del ojo,
lo
que se adivina del hígado, la sangre,
la
magia de tus fluidos nerviosos. sin embargo;
¿en
qué parte estás tu?
Qué
significa que eres,
qué
es ser,
qué
es ser tú.
Vamos,
pliegue tras pliegue,
despertando
de este hechizo pálido,
de
siempre,
de
sentirnos normales,
familiares,
en
nuestro mundo,
sin
misterio,
sin
preguntarnos por esa situación tan extraña
de
que seamos,
de
que tú seas tú,
de
que no sea insólito lo cotidiano,
de
que no vivamos en pregunta permanente,
de
que exista un “qué”.
Tú
distingues, claro,
entre
vigilia y sueño,
entre
ser y nada,
entre
lo normal y lo extraño,
entre
magia y razón.
Tú
admites una zona de penumbra
para
otros, iniciados, lejanos.
Tú
sientes fluir las situaciones,
reales,
cercanas, poseídas, sin dudas,
familiares.
No
te extrañas,
los
misterios pasarán,
la
ciencia ira llegando a los sitios menos
accesibles.
En
todo hay leyes, hay razones
basta
conocerlas.
Tú
misma eres una constelación de hechos,
de
momentos, de trozos de vida,
fácilmente
explicable.
Si
vuelvo a preguntarte
quién
eres tú:
te
pondrás inquieta,
te
defenderás, no tienes tiempo,
te
evadirás, no cabe esa pregunta
escogerás
un mito,
una
palabra grande como espíritu y hombre.
Sin
embargo ¿quién eres tú?
Pasan
los días, te desvaneces
y
transcurre sin encarar el problema,
sin
reconocer lo misterioso,
de
ser tú,
de
estar aquí.
Así
creces, comes, haces el amor, trabajas, te relaciones,
como
sí no existiera esa interrogante
quién
eres tú,
quién
eres tú,
quién
ahora,
detrás
de ese mirar, de ese mover los ojos, sonreír
de
esa inquietud.
Cierra
ahora los ojos,
trata
de sentir la pregunta,
advierte
cómo te va transformando.
Después
de hacer tuya la pregunta,
caminará
contigo
y
no serás la misma,
ya
no te vivirá la vida,
vivirás
tu vida
su
meollo, su secreto.
No el
salirse hacia la pesadez constringente,
el
girar incesante, sísifo, el cuento idiota,
no
esa poesía coagulada, muerta,
la
explicación lista,
el
misterio inteligible, creencia opiácea.
No,
el misterio de quién eres,
el
misterio de que pudiste vivir sin
preguntarte
quién
eres.
El
misterio de que yo te lo pregunte a ti
porque
también lo vivo yo
y
se produce un misterio
maravilloso
en
el encuentro
en
el misterio
de
nosotros dos.
En
el misterio
somos
finitos, no sabemos, somos frágiles,
somos
infinitos, nos confundimos con lo que no sabemos
haciéndonos
a nosotros mismos.
Es
un viaje
muy
sencillo,
preguntarse
quién
soy yo,
dejar
hundirse las palabras,
ahora
muy lentamente,
más,
mucho más seguros
habiendo
encontrado el tú,
ahora
quién
soy
yo?
Siento
un remolino,
como
si yo mismo dijera
perplejidad,
en
forma de saludo
bello
crepúsculo, dirigiéndome al caos.
Sin
embargo,
tal
vez porque antes te pregunte a tí
quién
eres
tú,
siento,
también,
que
digo
buenos
días, cosmos,
con
una claridad alegre,
como
cuando el ser humano conoció sus deseos
y
los vio tan propios como una pregunta
y
empezó a tener un lugar en la realidad,
un
nuevo universo,
que
tú y yo ayudamos a continuar
cuando
preguntamos
quienes
somos nosotros
perdiendo
el miedo
al
vértigo
de
navegar donde no se topa fondo de familiaridad,
donde
se desvisten los límites
las
costumbres, los sitios, los tiempos,
donde
estallan los poderes
y
se reconcilian la muerte con la vida.
Quién
eres tú,
si
lo preguntas
cuando
existe el tú de ti al tú
tendrá
un sentido
como
si la tierra, el fuego, el aire, el agua
asumieran
su sensualidad.
Será
un estremecer las miradas
atónita
ante la verdad del encuentro.
Quién
eres tú
va
construyendo religiosamente,
artísticamente,
voluptuosamente,
los
grupos más hondos y más cristalinos.
Entre
tú y tú,
dentro
de tí,
entre
nosotros,
vamos
haciendo el grupo
preguntando,
como
si habláramos fraternalmente con un resucitado,
o
con un visitante de otro mundo,
aceptando
el misterio de quienes somos
el
misterio de olvidarnos del misterio
el
misterio de crecer compartiendo
preguntas.
Tenemos
que escoger.
Si
no preguntamos quién soy yo y vivimos los pequeños racimos
lejos
del vendaval de los acantilados
viviremos
en el jardín sin compromiso,
en
la suave familiaridad, en lo opaco, en los límites.
No
hay dos, hay muchos árboles desnudos,
si
nos hacemos grupo, si elegimos ser humanos,
avanzando
pregunta adentro,
hasta
aceptar el no saber
hasta
empezar a inventar el mundo
tal
como quisiéramos que fuere,
no
sabiendo cómo es
no
sabiendo si es, queriendo que sea.
Empecemos
creando el grupo,
ya
que somos misterio,
juguemos
a que se adivina
haciendo
pequeños mundos como mejor podamos hacerlo.
Los
mundos están dentro de tí,
entre
todos tus yos,
tienes
que hacerlos hablar,
conmovidos
por las preguntas.
Después
creamos los mundos entre nosotros.
Después
vamos construyendo
misteriosamente,
grupos
en que se pueda tener familiaridad con los misterios,
grupos
en que se goce de lo familiar
sabiendo
que es un regalo maravilloso,
grupos
que sean verdaderos religiones,
grupos
a los que puedas tratar de tú,
grupos
que puedan ser como quieran que sea el mundo.
¿Quién
eres tú?
contesta
mientras alguien está torturando y cree querer,
¿quién
eres tú?
siente
la pregunta cuando muere el niño que ya sonrió
¿quién
eres tú?
aunque
seas otro,
aunque
sea una forma estupenda de subversión
no
importa que existan planetas de miel,
no
esperes que te lo pregunte un ovni al atardecer,
o
que las mariposas inicien un canto alborozado,
contesta
estrechando
la otra mirada en brotes de colores nuevos,
contesta
haciendo nido con migas de aurora,
no
digas que sabes porque nadie sabe,
junta
la pregunta tuya
con
la mía, con otros tús de verdad,
la
respuesta es una fábula,
la
pregunta eres tú.
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