Conversando desde la Amistad un 23 de Diciembre
MANIFIESTO PARA RADICALIZAR LOS REGALOS
Dialéctica del regalar
Es tiempo de fiestas y regalos,
y entre tanta gente
y extraños
en paquetes, comidas y saludos,
hay algunos muy por dentro
confundidos,
con cuyas dudas va este
manifiesto.
La fiesta está ahora y tenemos
por qués
y una rabia tremenda
y también vacilaciones
conmovidas.
mientras nos cruzan pasos y
afanes
presurosos y múltiples,
y días apretados
como pasta de dientes y hábitos,
externos, estruendosos,
saliéndose, insultando,
y caminan otras realidades
paralelas,
las de quienes no tienen
cómo hacer regalos,
porque vienen tomando agüitas y
esperanzas.
La fiesta, fuera de nosotros.
Los otros, gritando, movimiento
dinero, ajenos,
en vitrinas, en avisos, en cosas,
en regalos porque hay que hacer
regalos,
en regalos como siguiendo un
ritmo,
en regalos, la orden es hacerlos,
en regalos, sin sentir qué se
regala,
en regalos, por corrientes, por
contagio,
en regalos para ser bien
aceptados,
en regalos, viéndose grandes y
buenos y dignos,
regalándose el no mirar la vida.
El regalo, sin embargo, dentro de
nosotros,
porque algo nos llega muy al
fondo
detrás de los ruidos y los
títeres,
del vacío, del uso y el
escándalo,
porque junto al oscuro adicto al
dinero
hay, también, cierto sentido,
el mostrar cómo somos,
cómo queremos
y el deseo natural de hacer
regalos.
Entonces, tú y yo estamos y no
estamos,
y en medio del abuso
no dejamos la trinchera del
afecto.
De aquí esta dialéctica muy
simple,
regalar y mantenerse libres,
regalar hasta las raíces,
regalar de verdad,
regalar la verdad,
regalar dentro y fuera de las
fiestas,
regalar siempre, como se espera
el futuro,
regalar lo que no es de nadie,
por ejemplo tu risa,
o los sueños que queremos y no
podemos recordar,
o una caja con mis grandes
vergüenzas,
o el color que habías escogido
para ti.
Regalarse uno mismo.
Regalarse uno mismo
es regalar secretos que no deben
ser secretos,
como contar la historia de las
mejores miradas,
o qué entendemos, por felicidad,
o nuestras preguntas más
remecedoras,
o cómo explicaríamos
a un visitante de otros mundos
lo que es el ser humano.
El regalo de verdad,
espacio justo del encuentro
entre lo que sucede y lo que
podría ocurrir,
o un cordel de campo envolviendo
aquel momento tan significativo
en que te diste cuenta que
crecías.
Regalar por regalar,
cuando torturado,
o engañado hasta el hueso,
o atrozmente abandonado,
o impotente ante quien muere
al lado de tu alma,
o furioso de hambre,
llega, como un regalo, doliendo,
hasta sangrando, pero sanamente,
misteriosamente,
la CONFIANZA,
(tal vez la mano amiga,
quizás el recuerdo de sol),
confianza,
regalo por que seguiste,
seguimos, siguieron,
siendo más persona que antes;
porque ser persona es un regalo.
Regalo, regalo de ser tú,
regalo de preguntar quién eres
tú,
regalo al brindarte,
que es ir dando a conocer tu
alternativa,
lo que propones a la vida,
el camino para tratar al mundo
de tú.
La poesía del regalo
es un topo que horada los
poderes,
y, cuando entendamos con Machado
que la monedita del alma
se pierde si no se da,
se hará persona el fantasma
que recorre el mundo,
esa brisa matinal
del hacer el amor, silvestre,
igual a vivir el amor,
del hacer la revolución
como el venir de todos los días,
esa fiesta igual a mirarse a los ojos,
esa utopía dándole la mano a uno.
De “Manifiesto para radicalizar
los regalos”, Luis Weinstein, Ed. Productora Gráfica Andros, Santiago 1980.
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