Conversando desde la Amistad (98)
La pregunta (2)
La pregunta y la respuesta
¿ La pregunta es libertad?
Con la inquietud muy presente acerca del estado y la naturaleza de la educación, está muy presente la pregunta con respuestas pre establecidas.
Por ejemplo , en la educación escolar : ¿En qué fecha se fundó Santiago?
En la esfera familar : ¿Qué
nota te sacaste en matemáticas?
Sin embargo , hay
preguntas que no se articulan con respuesta con esa precisión de lo esperado entre el dedo
y el anillo…
Entre ellas , por cierto las clásicas que puntan al misterio, ¿Por qué hay, y no más bien …nada.?
Los padres y los educadores de niños pequeños
están familiarizados con las
preguntas de esa primera adolescencia de l s 3 -4 años cuando c asoma el ¿Qué
pasó antes y antes y antes…?
Tampoco hay respuestas preestablecida en las l preguntas abiertas
a la divergencia:, como
¿Cuál es el sentido de ese sueño?
¿Cuál es la meditación más profunda?
¿Como se educa para la
ecuanimidad , la solidaridad,
la existencia de la muerte,
la integración, la tolerancia a la
ambigüedad, a la incertidumbre, a la divergencia,,,,?
Hace más de 30 maños le llevé
mi texto La Pregunta es libertad a la entonces nonagenaria Madame Andrée, resiente en el pueblo de El
Turco, cerca de Cartagena,
Ella me dio por toda respuesta un enfático:” La respuesta es libertad”. Todavía le doy vueltas a esa conversación, inconclusa por el fallecimiento de esa mujer sabia , solitaria, con la sospecha de que la pregunta es una forma de
respuesta.
LA PREGUNTA ES LIBERTAD
(Fragmento)
En
toda estación,
pregunta.
Con
viento y estrellas de fuego,
con
miedo,
cuando
viajan las hojas,
pregunta,
si
hoy destierro helado,
si sueña
el sol silvestre,
si
tu desapareces,
pregunta.
La
pregunta es libertad.
Es
la estación del niño
cuando
asombran sus preguntas;
por
qué, rítmico, insistente,
de
dónde vienes tú, redondo,
que
hay más allá, más allá, más allá…
pregunta
en ola interminable,
por
qué,
después,
de
dónde,
tú,
yo,
qué
hay más allá, más allá, después,
sencillo
preguntar.
Y
tú huyes,
pides
ayuda,
te
rindes, transas, mientes, hieres.
Por
qué
no
das la mano a estas preguntas
y
las acercas a las tuyas,
como
el río al mar.
Si
hay furor de relámpagos en acantilados surgentes,
cuando
el pesar estalla como el más obscuro de los astros,
pregunta.
Pregunta,
por ejemplo,
por
las palabras vivas de los amigos muertos,
pregunta,
donde estén,
las
más queridas, las últimas, las más de ellos,
el
gesto luminoso,
la
pregunta que nunca le hiciste,
la
melodía única en sus ojos,
pregunta,
desde
tus inmensas tormentas, pregunta
la
pregunta para darles nuevos amigos,
pregunta
la pregunta que pueden sembrar.
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