Conversando desde la Amistad (47)
Una revista azul
Revista Botella del Náufrago N° 20,
diciembre del 2012, Casa Azul, Valparaíso, Chile
Sin fin de mundo
A medida que el año muestra sus
últimas hilachas, con una nueva matanza escolar a que nos tiene acostumbrado el
gran país del norte. Ese gigante al que nos sentimos tan cercanos gracias a las
cifras macroeconómicas en que todos los sectores institucionales concuerdan: el
país funciona y nos comparamos a Perú y Bolivia, a España (que ahora va cuesta
abajo en la rodada), o cualquier otro que se ponga por delante. La verdad,
pienso, es que ante los grados de frustración, depresión y endeudamiento que
revelan los indicadores de desarrollo humano para Chile, con una taza de
suicidios juveniles entre los más altos del mundo, lo único que está parando
una epidemia de tiroteos similar al de Estados Unidos, paradójicamente, es la
ley de control de armas, legado de la dictadura que impuso el sistema económico
importado desde Chicago.
Por eso, se hace más urgente ocupar el
espacio cultural, para criticar la mercantilización de la vida en todos sus
aspectos, especialmente culturales, que conlleva la falta de calidad de vida,
el vaciamiento de un sujeto pensante, auténtico y creativo. Si algo hemos hecho
este año, es emprender un proceso de autorreflexión sobre qué somos como grupo,
cuáles son nuestros principios y cómo difundimos el ideario de Casa Azul,
incorporando nuevos integrantes que puedan aportar y recibir. Dentro de este
proceso se articula la producción de videos de lecturas y entrevistas en el
cual nos vimos interpelados sorpresivamente por las personas que invitamos a
participar en su gestión por los grados diametralmente opuestos de comprensión
que mostraron con el proyecto, fenómeno que a nuestro entender tiene que ver
con una postura ética (o la carencia de ella) que aprecia la importancia de la
cultura para el desarrollo libertario de la persona humana; sobre todo cuando
campea la noción de cultura como bien de consumo, cuya rentabilidad puede apoyar
la sobrevivencia del artista/productor. La cultura como producto de mercado ha
sido el común denominador de casi toda la producción cultural en Chile que goza
de algún tipo de difusión masiva. Pero lo que no se entiende, es que cultura
involucra un bien simbólico, intangible que va mucho más allá, porque tiene la
capacidad de transformar, modificar y acelerar las dinámicas de liberación
individual y colectiva. La convicción se clarifica, no somos parte de la
llamada industria cultural ni queremos serlo. Nuestra revista se interesa por
los procesos de creatividad y la profundización del conocimiento, de la crítica
y la autocrítica. Este es el sello que buscamos en las contribuciones que nos
llegan de diversas partes del mundo.
En nuestra continua búsqueda por
llevar adelante este proyecto hasta los límites que nos proponen la fusión
entre el arte, el diseño y el texto, Botella del Náufrago presenta su nueva
piel con la esperanza de alcanzar una dialéctica entre contenido y forma, una
consecuencia que se nutre de lo experimental y de la continua reflexión sobre
el quehacer del ser humano en la experiencia del mundo en sus aristas
estéticas, políticas y éticas.
Ojalá fuera el fin de este Mal País y
naciera otro mundo. Pero no seamos ilusos, falta mucho para tener educación y
salud gratuita, laica y de calidad. Falta mucho para tener un país crítico del
neoliberalismo y no discriminatorio. Mientras tanto que los pintores retuerzan
sus formas, los filósofos no se dejen acallar por la Academia, los músicos mezclen
y experimenten otros sonidos y sobre todo que los poetas hagan gemir sus
textos.
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