Conversando sobre la Amistad (401)
La
Amistad de la poesía con la vida,
la salud y la educación El encuentro
de un curso de Las Coincidencias
con un Seminario Intergrupal (Grupos Sueños , Azules y participantes en programas de Las Coincidencias.)
Curso Taller
Desarrollo Personal,
Salud Integral
y Dimensión Poética de
la Vida
2012-2013
Las Coincidencias,
Isla Negra
Cedulario 8
Y
Seminario Vida, Salud, Educación y Poesía
Primer Encuentro
10-11-2012
Tema: El desarrollo de lo Poético en la Vida. la Salud y la Educación como posibles
contribuciones al cambio cultural y al mejoramiento de la calidad de vida.
Experiencias, fantasías, preguntas
y propuestas.
11:00 Horas (puntual) Rito Inicial. Presentaciones de las y los asistentes y de sus expectativas
11:30 Café.
12:00
Introducción : Las Coincidencias, el Curso , el Seminario , el Libro, lectura del texto de
Leonard Boff “Ser humano poético y prosaico”.
12: 40 Formación de grupos.
Rol
de anfitriones: paricipantes en el curso de formación de guías poéticos
Los
grupos eligen coordinadora (o) y
responsable de presentación a la reunión general.
Sugerencia de tema central: Nuestra visión y
nuestra relación con lo poético
¿Cómo vemos su relación con la vida cotidiana, el desarrollo personal, la marcha de la sociedad, la salud y la educación?
¿Otros temas
asociados a los objetivos
de seminario?
Preparación de
un aporte al Seminario-
13:20 Almuerzo jíbaro
Lista para reservas para cena Restorán El
Cielo fono: 35-462539
15:00 Presentación a
la asamblea. Conversación.
15:30 Mesa Redonda con representantes de
los grupos.
Conclusiones.
Anuncios
de interés.
Bibliografía
Inicial
María Zambrano y
la razón poética
Seminario Vida , salud, educación
y poesía
16:30 Lectura de
textos y conversación.
18:30 Visita a la
Nave Imaginaria.
19:00 Cena en
restorán El Cielo.
Texto(para
lectura en el encuentro e incorporado al
libro colectivoen preparación)
Ser humano: poético y prosaico
Leonard Boff
Uno de los más
inspirados poetas alemanes, Friedrich Höderlin (1770-1843), dijo lo siguiente:
«El ser humano habita poéticamente la Tierra». Este pensamiento lo completó
luego un pensador francés, Edgar Morin: «El ser humano habita también
prosaicamente la Tierra». Poesía y prosa además de ser géneros literarios,
expresan dos modos existenciales de ser.
La poesía supone la
creación que hace que la persona se sienta tomada por una fuerza mayor que le
trae conexiones inusitadas, iluminaciones nuevas, rumbos nuevos. Bajo la fuerza
de la creación la persona canta, sale de la rutina y asume caminos diferentes.
Surge entonces el chamán que se esconde en cada persona, esa disposición
que nos hace sintonizar con las energías del universo, que capta el pulsar del
corazón del otro, de la naturaleza y de Dios mismo. Por esta capacidad se
descubren nuevos sentidos de lo real.
«Habitar poéticamente
la Tierra» significa sentirla como algo vivo, evocativo, grandioso y mágico. La
Tierra es paisajes, colores, olores, fascinación y misterio. ¿Cómo no
extasiarse ante la majestad de la selva amazónica, con sus árboles cual manos
tendidas hacia lo alto, con la maraña de sus lianas y enredaderas, con los
sutiles matices de sus verdes, rojos y amarillos, con los trinos de las aves y
la profusión de sus frutos? ¿Cómo no quedarse boquiabierto ante la inmensidad
de las aguas que penetran lentamente en la espesura y descienden mansamente
hasta el océano? ¿Cómo no sentirse lleno de temor reverencial al caminar horas
y horas por la selva virgen, como varias veces me tocó hacerlo con Chico
Mendes? ¿Cómo no sentirse pequeño, perdido, un bichito insignificante ante su
incalculable biodiversidad?
Habitamos
poéticamente el mundo cuando sentimos en la piel el frescor suave de la mañana,
cuando padecemos bajo la canícula del sol de mediodía, cuando nos serenamos al
atardecer, cuando nos invade el misterio de la oscuridad de la noche. Nos
estremecemos, vibramos, nos llenamos de ternura y nos extasiamos ante la Tierra
en su inagotable vitalidad, y al encontrarnos con la persona amada. Entonces
vivimos el modo de ser poético.
Lamentablemente son
ciegos y sordos y víctimas de la lobotomía del paradigma positivista moderno
quienes ven la Tierra simplemente como un laboratorio de elementos
físico-químicos, como un conglomerado inconexo de cosas yuxtapuestas. No, ella
está viva, es Madre y Pachamama.
También habitamos la
Tierra prosaicamente. La prosa recoge la cotidianidad y el día a día gris,
hecho de tensiones familiares y sociales, como los horarios y los deberes
profesionales, con discretas alegrías y tristezas disimuladas. Pero lo prosaico
también esconde valores inestimables. Se descubren tras una larga estancia en
un hospital, o cuando regresamos presurosos después de pasar penosos meses
fuera de casa. Nada más suave que el sereno transcurrir de los horarios y de
los quehaceres domésticos y profesionales. Nos da la sensación de una
navegación tranquila por el mar de la vida.
Poesía y prosa
conviven y se alternan de tiempo en tiempo. Tenemos que velar por lo poético y
lo prosaico de nuestras vidas, pues ambos se complementan y ambos están
amenazados de banalización.
La cultura de masas
ha desnaturalizado lo poético. El ocio, que sería el momento de ruptura de lo
prosaico, ha sido aprisionado por la cultura del entretenimiento que incita al
exceso, al consumo de alcohol, de drogas y de sexo. Es una vivencia poética,
pero domesticada, sin éxtasis; un disfrute sin encantamiento.
Lo prosaico ha sido
trasformado en simple lucha darviniana por la supervivencia, extenuando a las
personas con trabajos monótonos, sin esperanza de gozar del merecido ocio. Y
cuando éste llega, resultan rehenes de quienes han pensado todo por ellas,
organizan sus viajes y les fabrican experiencias inolvidables. Y lo consiguen.
Pero como todo es artificialmente inducido, el efecto final es un doloroso
vacío existencial. Y entonces les dan antidepresivos.
Saber vivir con
levedad lo prosaico y con entusiasmo lo
poético
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