Conversando sobre la Amistad (30)
La amistad , la soledad y la claridad.
En reunión del curso de formación de líderes culturales del Antiguo Hospital San José, una participante asoció el tema de la necesidad de contar con vínculos con la soledad de muchos adultos mayores. Contó de un estudio en que constaba que el deseo máximo de algunos recluídos en Hogares era poder ver a alguna amiga o amigo antes de morir.
Los mitos constituyen un ámbito donde, es dable recordar a Rilke en relación a que lo cotidiano habla en voz baja de lo eterno. Por ellos transita la vivencia y la comprensión de la soledad y de la la amistad.
Hay un mito Tehuelche en que se proyecta la angustia de la soledad , la de los adultos mayores , allegados o viviendo solos,la de cualquier ser humano , proyectada a el propio ser supremo, a Kooch.
Muy al sur, fueguino, tehuelche, más atrás, mucho más atrás en el tiempo, sólo existían la oscuridad y Kóoch… Kóoch solo, no es adecuado decir con la oscuridad, ya que no tenía contacto personal con ella. Se sentía solo, triste, muy triste y empezó a llorar..Lloró interminablemente … Sus lágrimas caían sin cesar y fueron pasando de ser pozas, a constituir lagunas, hasta llegar a transformarse en mar, el primer elemento del mundo , el mar primitivo, Arrok.
Kóoh suspiró, por su llanto, por su mar , porque continuaba la oscuridad… y ese suspiro fue un segundo ser, el viento, Xóchen.
Xóchen, cachorro , movedizo, empezó a ir y venir sobre el mar y eso dio origen a las nubes. Xóchen, lúdico, ensimismado, las perseguía. Surgió Katrín, el trueno . Los testimonios son contradictorios Hay quienes dicen que proviene del viento, como un modo más, irresponsable, de complicar la vida a las nubes. No faltan quines sostienen de que es un engendro, con poderes de protesta e intimidación, de las propias nubes, Lo que está claro es que de estas últimas emergió el relámpago, Lüfke, ramalazo de luz temible en medio de ese apenas balbuceo de un despertar de un mundo sumido en tinieblas.
Kooch veía algo más con este movimiento de viento, nubes y relámpagos, pero siempre estaba, sentía, todo muy oscuro, inhóspito , triste. Como los continentes sumergidos, se diría después. Algo en él reclamaba con urgencia la claridad De improviso, levantó una mano, en ademán de concentrar la vista, y se encendió una chispa . Entonces se la llamó Xaleschen pero nosotros le damos el nombre de Sol
Esto de la creación impresionó a todos, al sol, a las nubes, al viento. En contraste, se sentía el mar muy grande y muy solo. Atento, Kóoch dispuso hacer subir una parte de la tierra, hasta que quedara más arriba del mar , formando una isla. Fue la primera tierra firme. Ahí crecieron, se multiplicaron peces en el mar y plantas y animales en la tierra.
Kóoch seguía con problemas con la oscuridad. La noche era larga. Sobre todo, para un solitario Fue así como decidió crear la luna, Kenhenkon.
Al principio el sol y la luna no se conocían, cumplían horarios diferentes Luego , las nubes , comunicativas, se daban tiempo para contarles al uno del otro . Así fue como empezaron a adelantar sus llegadas y se conocieron. Se acercaron , se constituyeron en pareja y deben tener bastante armonía porque pasa el tiempo y siempre se repiten las ocasiones en que no aparece en público ninguno de los dos.
Kóoch, compensivo, sabio, amigo, no posesivo, sin pequeñeces , con una autoridad tan ética como racional, amoroso y desapegado, se puso en el lugar del sol y la luna , respetó su espacio de encuentro mientras él se hizo amigo de la naciente claridad.
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